Ilustre Cofradía de la Humildad de Nuestro Señor Jesucristo
y Nuestra Señora de los Dolores del Rosario
Fundada el 19 de febrero de 1563 en el Monasterio de la Santísima Trinidad del Ejido, de los trinitarios de la antigua observancia. Pertenecían a ella hombres y mujeres. En la procesión de la tarde del Jueves Santo, estación en siete iglesias, tomaban parte cofrades de "sangre" y de "luz".
En 1590 reside ya la cofradía en San Francisco, donde tuvo capilla propia en el compás del Monasterio. También ese año pide y obtiene la agregación a la Archicofradía del Confalón de la Iglesia de Santa Lucía de Roma.
Al quedar San Francisco abandonado en el siglo XIX se traslada la cofradía a la parroquia de El Salvador, ocupando su titular un artístico camarín barroco el retablo mayor, destruido en una desacertada restauración en los años sesenta.
La cofradía de la Humildad de Nuestro Señor Jesucristo tenía como insignia de la fundación un estandarte con pintura de Jesús lavando los pies a sus discípulos, con el tiempo se hizo un paso con éste misterio y, en 1882, la cofradía de Nuestro Padre Jesús del Mandato, desaparecida con la destrucción de las imágenes y enseres en 1936.
Desde 1988 es Hermana Mayor Honoraria de la Cofradía la Academia de Guardias de la Guardia Civil de Baeza. Aprobados los estatutos nuevos por el Obispo de Jaén el 7 de diciembre de 1995, la cofradía de la Humildad, antigua en siglos pero joven y con fuerza trata de adaptarse a los tiempo, comprometiéndose con la Iglesia en la nueva evangelización, celebra la fiesta de Estatutos el primer domingo de julio y durante la Cuaresma un triduo. Las misas de noviembre y a la muerte de cada hermano mantiene el precepto de atención a los difuntos que siempre caracterizó a la cofradía. A lo largo del año contribuye económicamente con diversas instituciones como la Iglesia Diocesana, el Seminario Diocesano, Caritas Interparroquial, Manos Unidas, y otras.
El Ecce Homo de la Humildad, talla de la segunda mitad del siglo XVI, venimos atribuyéndolo a Pablo de Rojas, maestro de Martínez Montañés como éste, natural de Alcalá la Real. En 1995 fue restaurado admirablemente por Teresa López-Obregón Silvestre y José Miguel Tallada Lucena, a cargo de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
El Cristo la Humildad cubre sus espaldas con preciosa capa de terciopelo de Lyón granate, bordada en oro en el siglo XlX. El trono, en forma de andas para ser llevado a hombros, es el de los años cuarenta, restaurado y dorado en una primera fase por Fernando Baldoy Ortega, en Jaén. El cuerpo de horquilleros de la cofradía tiene el honor de procesionar al Señor de la Humildad y a la Virgen de los Dolores del Rosario, vestidos con traje negro con banda roja con el escudo de la cofradía bordado.
Nuestra Señora de los Dolores del Rosario, del escultor sevillano Manuel Hernández León, sustituye desde 1988 a la anterior, de serie, donada anónimamente hacia 1955. de gran belleza y angustiada expresión ha venido a enriquecer el patrimonio escultórico de la Semana Santa de Baeza. Se viste con saya de terciopelo granate, bordada en oro por las dominicas de Villenueva del Arzobispo, quienes también pasaron el bordado del manto, lo restauraron y ampliaron en terciopelo verde oscuro.
La gran corona, joya del cordobés Díaz Roncero, de plata sobredorada, con aplicaciones de plata vieja, marfil y pedrería, cubre las sienes de la Madre. El trono, de alpaca plateada, del sevillano Manuel de los Ríos, se estrenó en 1993 y constituye una auténtica obra de arte, con peana y jarras del mismo orfebre. Los varales son de Rafael Moreno de Granada y la candelería de Galindo, de Lucena, piezas restauradas por Manuel de los Ríos.
El palio de malla de oro y bordados en oro y sedas, de Sevilla, fue confeccionado por un grupo de hermanas. Lleva crestería de alpaca plateada y dos escudos policromados de la cofradía.
HABITO
Túnica y capirote de terciopelo rojo, con bordados en oro y sedas en las bocamangas. El cíngulo es de cordón de oro. Numerosas señoras de mantilla acompañan a Nuestra Señora.
CASA DE HERMANDAD
Por fin se terminó la casa de hermandad, después de muchos años de esfuerzo y de trabajo hemos visto culminada la obra. Era muy importante para nosotros y ya estamos cosechando los frutos. Tenemos reunidos en ella casi todos los enseres y pertenencias de la cofradía, si bien nos faltan los medios para su correcta exhibición y conservación. En la casa de hermandad celebramos las reuniones y convivencias y hemos montado el tradicional Belén de la cofradía. Sirve a la parroquia de El Salvador, a la Agrupación Arciprestal de Cofradías y a diversas asociaciones.
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